Algunas personas dentro y fuera de la iglesia o en oraciones que se comparten por internet, empiezan a referirse a Dios como «Padre – Madre» ¿que tan correcto es usar esta expresión?
Creo que aquí es importante iniciar aclarando que a diferencia de varias otras creencias, nuestra fe judeo cristiana, es una fe por revelación, es decir, que lo que sabemos de Dios es porque «El mismo nos lo ha dado a conocer», no es solo un esfuerzo de investigación y meditación mental. Es un Dios que se da a conocer a su pueblo. Y la revelación máxima se encuentra en Jesucristo, Señor Dios nuestro. El es el camino, la verdad y la vida.
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan, enseñó a sus discípulos». El les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino». (Lucas 11, 1-2)
Jesús, Señor nuestro, hijo amado y predilecto, siempre nos habló de su «Padre» en todos los evangelios. Eso no quita que en la biblia se muestren algunas pocas expresiones de afectos maternales de Dios hacia sus hijos. Esos textos hacen referencias a que el Amor de Dios es aun mayor y puede sanar el desamor de nuestros padres por igual:
Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá (Salmo 27,10)
¿Acaso se olvida, una madre de su criatura, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? ¡Aunque ella se olvide, yo no te olvidaré! (Isaías 49,15)
Los que nos llamamos cristianos, debemos escuchar y obedecer las enseñanzas del Maestro, Cristo Señor, quien claramente nos pide llamar a Dios: Padre.
El Apóstol San Pablo nos comparte la experiencia de Dios en la iglesia en sus primeros años «la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abba!, es decir, ¡Padre! (Gálatas 4,6) Experiencia acorde con el mismo mensaje de Cristo en los evangelios.
Eso no demerita en nada el ejemplo de amor que generalmente dan las madres en el mundo. La misma biblia hace algunos ejemplos de ello.
Teológicamente Dios «Padre» no puede clasificarse como humanamente consideramos hombre o mujer. Pudiéramos caer en la imprecisión de que por ello se justificaría el término «Padre – Madre». Sin embargo pudieran ser otras las razones de querer utilizar tal término, más aún en estos tiempos en que «el patriarcado» es como un enemigo a vencer por algunos, y la idea de un Dios que es «Padre» y solo «Padre» parece incomodar y entonces nos parece más fácil agregar el término «madre» incluso con la mejor intención en terapias de sanación de recuerdos maternos; pero las características del amor de Dios que puede tener referencias o ejemplos en lo maternal, no precisa que tengamos que referirnos a Dios de forma diferente a lo que el mismo Cristo nos enseña.
También influye aquí el demerito que pudieran pretender algunos hacia quien Dios mismo asignó esa función en la tierra, pues si Eva era madre biológica de todos los vivientes, María la Madre del Señor, sería desde la cruz, Madre de todos los discípulos amados. Pareciera entonces que Dios no nos abandona en nuestra necesidad de una imagen maternal, sino que se extiende o delega en María de Nazaret. Pero algunos con finalidad ideológica, o por mera confusión tienden a desvirtuar esto.
Creo que no podemos concluir mejor esta enseñanza sino con un texto bíblico de un salmo:
Como un padre muestra ternura a sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles
(salmo 102)
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